Atravesada por cuatro ríos que parten de El Cajas, el Parque Nacional más importante de Azuay, Cuenca es un destino para quienes disfrutan de andar a pie. Las coloridas fachadas de antiguas construcciones restauradas de casas, mercados, museos e iglesias nos transportan en el tiempo, invitándonos a explorar historia y tradición en lo que hemos, por mucho tiempo, llamado “la ciudad más linda de Ecuador”.
Artistas y artesanos los hay por montones, la comida típica y bastante especial, protagonizada por el maíz, el chancho, la famosa ‘pepa de sambo’, se percibe a cada cuadra y las cholas cuencanas, personajes pintorescas y emblemáticas, ambientan las calles y captan la curiosidad de visitantes, invitando a todos a conocer las historias de sus trajes y bordados.
La pintoresca plaza de las flores se vuelve aún más mágica al anochecer.
Un parque de árboles espigados
Uno de los puntos de partida para conocer a Cuenca es el Parque Calderón, llamado así por Abdón Calderón, héroe de la guerra de independencia de Ecuador, que famosamente murió con tan sólo 17 años. En el centro de la plaza, junto a la estatua de este personaje, están altísimas araucarias traídas directas desde Chile. Vemos justo enfrente la construcción más imponente de la ciudad: la Catedral Nueva (también llamada Inmaculada Concepción). Se trata de una iglesia neo-gótica renacentista que tardó en su construcción alrededor de 100 años, con una capacidad impresionante de hasta 8 000 personas que se llena sin problema en celebraciones como el Corpus Christi, un evento que se celebra durante una semana en la ciudad durante junio.
Uno de los puntos de referencia indiscutibles de la ciudad, las hermosas cúpulas celestes de la Catedral Nueva.
Detrás de la Catedral está la Plaza de las Flores, considerada una de las ventas al aire libre más hermosas de Ecuador pues, claro, son las flores de todos los colores que la engalanan. Aquí, aparte de comprar frondosos ramos, hay dos cosas que debes hacer: pedir una agüita de pitimás, un clásico de la provincia hecho por las monjas carmelitas; y pagarle una visita a Nuestro Señor de la Justicia, donde llegan decenas de feligreses a rezar cada día.
Siguiendo hacia el sur, no basta sino recorrer dos minutos para encontrarse con otra gran plaza, frente a la iglesia San Francisco. Aquí se dispone una gran feria callejera y el Centro Municipal Artesanal exhibe ejemplos sin fin de artesanías propias y ajenas, incluyendo el tradicional sombrero de paja toquilla, toda una tradición de la ciudad.
Un ícono del mercado 10 de Agosto y de toda Cuenca ¡el ineludible mote fresco!
De camino hacia otro lugar cercano y emblemático conocido como la Cruz del Vado, uno puede empezar su descenso hacia el río, uno de los principales lugares para caminar de la ciudad. El Barranco, un corredor natural a las orillas de aguas provenientes de El Cajas y la visión de una línea de hermosas edificaciones, incluyendo la Casa de los Arcos, construida hace más de 100 años y restaurada de manera impecable. Al otro lado del río, puedes visitar la Esquina de las Artes, donde se venden creaciones artesanales desde joyas hasta fotografía de la más alta calidad.
Caminar las calles de Cuenca es todo un placer, con hallazgos tanto antiguos como modernos en sus paredes.
Todo en un mismo lugar
Si partimos de nuevo del Parque Calderón, al frente de la Catedral Nueva se encuentra la Catedral Vieja, más pequeña y de color blanco, mucho más discreta en tamaño, pero con sus joyas que valen la pena admirar, como sus frescos de pared y hermoso techo colorido.
En lugar de tomar la Mariscal Sucre hacia San Francisco, desde aquí se puede ir calle abajo por la Luis Cordero, donde en el camino encontrarás el Teatro de la Casa de la Cultura, donde sugerimos revisar la cartelera. Continuando por la misma calle en camino a la iglesia La Merced está el Museo de las Madres Conceptas, un lugar para descubrir mundos desconocidos por la mayoría, en una linda casa dominada por maderas vetustas y obras de arte.
Al final de la calle Luis Cordero está el Museo Remigio Crespo Toral que en su momento fue el único museo público de la ciudad. Se destaca por exhibir obras relacionadas con la fundación de la ciudad, dándonos pista de las apariencias y detalles de las construcciones a lo largo de Cuenca.
En este punto nos encontramos en intersección con una de las calles más emblemáticas y divertidas, la Calle Larga. Compuesta de 15 cuadras —lo cual, en longitud, no la hace especialmente ‘larga’—pero son quizás los lugares que se recorren a lo largo de ella que hacen largo el paseo por sus veredas. Empieza en la calle La Condamine y consta de siete museos (aparte del Remigio Crespo Toral): entre ellos el Museo de la Música Inca, el de la paja toquilla o el del Banco Central.
El Barranco, uno de los paseos más hermosos del país.
En camino hacia el final de la calle te encontrarás con otro ícono, el Puente Roto, conocido así debido a un colapso por el desborde del río Tomebamba que lo atraviesa. Es un lugar tranquilo para sentarse y disfrutar del sonido del agua fluyendo desde lejanas fuentes.
Puedes encontrar muchos restaurantes, hoteles, escalinatas hacia el río Tomebamba, incluso talleres de artesanos y artistas cuyas puertas a veces permanecen abiertas. Es un pintoresco paseo que termina con el último museo del recorrido, Pumapungo, el más importante para conocer sobre la arqueología de la provincia. Recomendamos, sin duda, que salgas del edificio para encontrar las terrazas incas que dan testimonio de la historia que envuelve esta hermosa ciudad.
Hay varios hoteles en pleno centro histórico, ubicados en hermosas construcciones patrimoniales, como el caso del Hotel Cavalho, Inca Real o El Conquistador. También existen los cómodos hoteles clásicos como Four Points de Sheraton y el Hotel Oro Verde de Cuenca.
Claro, antes de irte, no olvides visitar Turi. Aparte de poder conocer el arte de Eduardo Vega, reconocido ceramista de la ciudad, podrás apreciar la hermosa vista de la ciudad desde su mirador… una de las vistas más lindas del país.
Aventuras fuera de la ciudad
Uno puede pasearse la ciudad de Cuenca durante días y descubrir nuevas cosas. Pero lo lindo de descubrir este territorio es también todo lo que existe en los alrededores. Entre los parajes más buscados está, por supuesto, Ingapirca. A una hora y un poco más en auto, hacia el norte, este complejo arqueológico es el más importante de todo Ecuador, con un fabuloso Templo del Sol que revela la asombrosa técnica de construcción inca de tallar piedras y montarlas una sobre otra sin la necesidad de cemento. Caminar por sus hermosos campos y ver la disposición de esta antigua ciudad es todo un placer.
Otra salida de interés, nos lleva al oeste de la ciudad, hacia Gualaceo, al encuentro de los ríos Santa Bárbara y San Francisco. Aquí, en el barrio de Bullcay, no dejes de visitar la hermosa tienda de macanas de José Jiménez. José te mostrará estas preciosas prendas de vestir que utilizan una técnica muy especial, a base de nudos, para crear sus patrones. Son tan emblemáticas, que Salma Hayek las utilizó para su representación de la reconocida artista mexicana Frida Kalho en el filme ‘Frida’. Además, puedes visitar otros pueblos del camino hacia el sur, como Chordeleg, reconocido por su trabajo de joyería en filigrana, y Sigsig, donde se producen decenas de sombreros de paja toquilla al día para exportación y el mercado local.
Una tarde en Ingapirca, ventana hacia el pasado de nuestro territorio. (foto Juan Pablo Verdesoto)
Finalmente, no podemos olvidar la fuente de todos los hermosos ríos que dominan este gran valle: Parque Nacional El Cajas, un área protegida conocida por los más de 4.000 ojos de agua que posee. Descubre algunas de las lagunas más accesibles y cercanas, a tan solo 40 minutos del centro de la ciudad de Cuenca, es Llaviuco. Una naturaleza muy especial espera con caminatas y observación de aves. También está La Toreadora, otro paraje muy especial de mayor altura, en pleno corazón del parque.
Una llama pastando en las orillas de La Toreadora, Parque Nacional El Cajas (foto Jorge Vinueza)
En este artículo solo hemos mencionado algunas de las cosas que podrás conocer y disfrutar en Cuenca. No tenemos duda que cuando visites una vez ¡querrás volver!