Cuatro islas habitadas, cuatro mundos por descubrir. Sí, Galápagos es una tierra llena de maravillas naturales. Son más de cien islas e islotes los que conforman el archipiélago y gracias a los hallazgos de Darwin, existe en la mente de los científicos la idea de que hay diferencias entre todas ellas, de diminutas a evidentes. Y si fueras a saltar de una isla a otra en un tramo de tiempo definido –por ejemplo, en una misma vacación– no sería difícil darse cuenta que cada una cuenta con su aire especial.

Santa Cruz, tu base para visitas cercanas

Es la isla más poblada y la que recibe más visitantes, lo cual resulta en una atmósfera de mucho movimiento, de gente que siempre está embarcándose hacia su próxima aventura.

Desde Santa Cruz puedes navegar fácilmente a la mayor cantidad de islas e islotes de interés. El destino más popular es Bartolomé, una estampa de los itinerarios de crucero que también se puede organizar como tour de un día desde Puerto Ayora. Su popularidad radica en lo que viene a ser la postal principal del archipiélago, la Roca Pináculo, vista desde la cima de la isla. Pero otro ícono del lugar es el Pingüino de Galápagos, el único pingüino presente en el hemisferio norte, con el cual, si tienes suerte, podrás nadar al hacer snorkelling.

Otras islas cercanas por visitar incluyen Plazas, un islote en pendiente que termina sobre una serie de acantilados llenos de aves que revolotean frente a la furia del mar bravo sobre las rocas; Santa Fe nos lleva a conocer una especie de iguana terrestre que solo habita en esta isla; Rábida se caracteriza por su playa de arena roja; Seymour Norte, la “isla de pájaros” que en abril o mayo se prende con el baile del Piquero de Patas Azules.

Otro popular destino, aunque un poco más lejano, es Floreana. Visitas a las cuevas de los piratas en Asilo de la Paz (la primera zona colonizada de la isla) nos lleva a imaginar otra realidad y pasar el día en la preciosa Playa Negra o La Lobería para una sesión de snorkelling. Floreana también es conocido por su “bahía de correos” o Post Office Bay, una ‘caja postal’ donde viajeros de alta mar depositaban sus cartas, y que todavía se mantiene en funcionamiento.

La Roca Pináculo desde la playa dorada de Isla Bartolomé

Puerto Ayora y su encanto

Si no deseas navegar, hay mucho por hacer en la isla. Está la caminata a Las Grietas, un ojo de agua que se llena de actividad durante el día; o una tarde de descanso en la Playa de los Alemanes. Puedes aventurarte hasta Playa Garrapatero, al otro lado de la isla (te recomendamos ir en bicicleta alquilada), o hasta la inolvidable Tortuga Bay, un sendero de cuarenta minutos que te lleva hasta un kilómetro y más de arena blanca como la cal sobre el fondo turquesa profundo de su mar de tiburones. Acá, desde luego, no te puedes bañar; debes seguir adelante hasta Playa Mansa, una verdadera piscina natural.

Los túneles de lava revelan los flujos volcánicos de Isla Santa Cruz

Al mismo tiempo, existen fascinantes atractivos tierra adentro, fincas o bosques en las tierras altas donde viven tortugas gigantes en su estado natural y donde puedes explorar los túneles de lava, cuevas que revelan la naturaleza volcánica de las islas. Y no dejes de asomarte a Los Gemelos, dos enormes cráteres hundidos.

En Santa Cruz hay un surtido de lugares donde quedarse, de todo tipo, desde los preciosos Galápagos Habitat o Villa Escalesia, en plena avenida medular del malecón de Academy Bay y el fantástico Finch Bay con su playa exclusiva ‘de los Alemanes’ camino a las Grietas hasta los lujosos refugios en la parte alta de la isla como Twin Lodge.

Caminando la ensenada de Playa Negra para una mañana de snorkeling en Isla Floreana

Isabela, dimensión desconocida

La isla más grande del archipiélago cuenta también con la población más remota y es la última frontera del océano Pacífico. Aquí las cosas tienen otro ritmo. Estás en un limbo de ultramar donde siguen siendo los encuentros con naturaleza los más inesperados.

Los islotes de Tintoreras frente al pueblo de Puerto Villamil combinan pingüinos y tiburones de arrecife. Iguanas marinas ‘cruzan la calle’ para tomarse un baño por la tarde en la playa principal; flamingos cruzan y vuelven de otras islas; y en tu camino al fantasmagórico Muro de Lágrimas (donde reos confinados en la isla fueron forzados a construir un muro de bloques de lava para mantenerlos ocupados), quizás te encuentres con tortugas gigantes que parecen haber perdido su camino.

Otro sitio de visita que no te puedes perder si llegas hasta acá es la segunda caldera más grande del mundo (Sierra Negra), una fascinante inmersión en el corazón volcánico de estas islas. Y para coronar la aventura, un paseo en lancha hasta Los Túneles te ofrecerá un acuario natural sin paralelo: peces tropicales, hipocampos, pingüinos, tiburones, rayas, tortugas marinas… un tesoro marino que jamás olvidarás.

Uno de los hospedajes ideales en Isabela es Iguana Crossing, frente al mar donde se bañan todos los días las iguanas marinas. ¡Excelente comida, comodidad y calor isleño te esperan! Otra opción es el bonito Hotel Cally en el pueblo.

Visitando las tierras altas nos ofrece fabulosos paisajes de las islas (Islas Plazas desde Santa Cruz).

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