Bienvenidos a un mundo barroco con siglos de antigüedad. A lo largo de su Centro Histórico, la ciudad de Quito exhibe gloriosamente tres siglos de escultura y arte, celebrando lo sagrado en cada plaza y cada calle. Nacida en el apogeo del barroco, esta ciudad es una colección abrumadora de esculturas, lienzos, retablos, sacristías, púlpitos, coros y mucho más…
Iglesias y más iglesias
Aunque no lo crean, Quito, junto a la hermosa ciudad de Cracovia en Polonia, fue la primera ciudad designada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La preservación de sus monumentos y construcciones coloniales al igual que el hecho fascinante de que esta ciudad fuera construida en las faldas del gigantesco Pichincha, fueron clave al momento de hacer de esta ciudad un candidato ganador.
Por ello, hay mucha historia en su casco colonial. Son más de 300 hectáreas de colonia pura, aunque ya son pocas las calles adoquinadas. Pero por su mayoría, a cada paso uno se encuentra con edificaciones con por lo menos 200 años de existencia. Entre estas edificaciones están, por supuesto, las iglesias. Quito está llena de iglesias. ¡Y qué iglesias!
San Francisco, un hito de la historia colonial del país, una de las iglesias más antiguas de Suramérica y el complejo religioso más grande del continente.
Para empezar, uno tiene que visitar La Compañía de Jesús, la iglesia más hermosa no solo de la ciudad, sino de la región, considerada entre los 100 edificios más hermosos de América. La Compañía es una oda al barroco. Totalmente bañada en oro, es víctima del ‘horror vacui’ (horror al vacío) de este estilo arquitectónico, lo que quiere decir que no existe esquina donde no haya un atavío o figura simbólica. Querubines, ángeles, santos, ribetes… todo aquí es un imponente reflejo de belleza y atención al detalle.
Otra iglesia para descubrir es Santo Domingo, hacia el este de la ciudad vieja, donde tenemos a la Virgen del Rosario y su capilla, una de las más lindas del país. Dorada con rojo, este receptáculo es hogar de la Virgen, conocida entre los feligreses por sus milagros y por las muchas prendas de vestir que posee. ¡Siempre luce nuevos garbos!
En la iglesia de San Agustín, uno siente otro tipo de paz en sus corredores blancos y bonitos patios. Te recomendamos visitar el museo de Miguel de Santiago, uno de los artistas más importantes del Quito colonial, reputado en América entera por su talento.
Esto nos lleva a la iglesia más antigua y sin duda la más imponente: San Francisco. En realidad, es el complejo religioso más grande de América. Empieza por visitar su Museo Pedro Gocial, con sus amplios espacios internos, patios con palmeras y pasillos y arquerías clásicas. El museo en sí exhibe solo una pequeña parte de la fabulosa colección de los franciscanos, pero podrás ver varias versiones de la Virgen Inmaculada de la Apocalipsis, o ‘virgen alada’, creada por el artista colonial quiteño Bernardo de Legarda, uno de los maestros de la Escuela Quiteña de Arte.
La magnificencia de la iglesia más dorada de la capital, La Compañía de Jesús. Foto de Yolanda Escobar
A un lado de esta iglesia está el hotel boutique Casa Gangotena, un lugar ideal para hacer base y explorar el Centro Histórico. Podrás visitar, al frente del hotel, uno de los museos más bonitos de América, el cual celebra el pasado precolombino del país: La Casa del Alabado. También podrás caminar por las calles y quizás aventurarte hasta el Mercado San Francisco, para ver su ajetreo único. Sus jugos de fruta y yerbeteras son célebres. ¡No sería mala idea hacerte una limpia!
Paseando por la ciudad vieja
Más allá de las iglesias, caminar las calles del Centro Histórico nos lleva a otros monumentos de interés. Hermosas plazas como La Plaza Chica, la pintoresca calle de La Ronda o la Plaza del Teatro, donde se ubica el estoico Teatro Sucre, con una activa agenda cultural.
Por supuesto, entre estas plazas, no podemos olvidar la Plaza Grande, el núcleo de la ciudad. Aquí se levantan importantes edificios como la Casa Presidencial, el Arzobispado, la Municipalidad o la Catedral, con su imponente atrio. Pídete unos jugos o un sánduche de pernil del clásico restaurante La Fabiolita y siéntate en una de sus bancas para ser testigo de toda la actividad que cunde alrededor. También puedes visitar la Catedral en sí, ver el arte al interior y subir a los domos para una vista única de la plaza.
Los jugos de fruta son todo un clásico en el legendario Mercado San Francisco. Foto: Jorge Vinueza
Por otro lado, a veces basta con caminar las calles de los barrios más tranquilos, como San Marcos o Mama Cuchara. Son muy pintorescos, llenos de detalles, arquitectura antigua y un aire muy especial. Aquí puedes buscar el Nuema, uno de los restaurantes más importantes del país y el único que figura en la lista de 50 Best Latin American Restaurants 2020. Puedes también hospedarte en el precioso Hotel Mama Cuchara, un lugar exclusivo, ubicado idealmente, con una perspectiva única del Casco Histórico.
Una cultura artística y moderna
Quito, sin embargo, no es solo historia. Existe todo un mundo ‘moderno’ por explorar al norte, con hermosos barrios como La Floresta, conocida por su oferta gastronómica y bonitas tiendas que reflejan la creatividad de una generación joven y artística. También es un buen lugar donde hallar estadía en hoteles de primera clase como Swissotel, reconocido por su excelente servicio y Amrita Spa, el Radisson o el NH Collection; o el clásico Hotel Quito, con su preciosa vista del valle de Cumbayá.
Uno de los barrios más nuevos, pero no por ello falto de atractivos, es La Carolina, ubicada en las zonas aledañas al parque del mismo nombre. Este parque es muy concurrido, especialmente los fines de semana y cuenta con todo desde canchas de tenis y fútbol hasta pistas de bicicleta y skate… pero también es hogar del precioso Jardín Botánico de Quito, con su casa de orquídeas y un área que recrea los distintos ecosistemas andinos.
La calle República del Salvador también ofrece decenas de sitios donde comer, incluyendo el bonito Europa Café… La chocolatería y pastelería Cyril es muy recomendable para un postre al puro estilo francés. En la zona, también puedes organizar tu estadía en hoteles como Dann Carlton o el Sheraton.
Vista desde el teleférico del Pichincha. Foto: Paula Holguín
El poderoso Pichincha
Quito empieza y termina con la inmensa montaña que protege a la ciudad, la que hoy cuenta con un importante atractivo: el teleférico hasta el volcán Pichincha. Nos lleva hasta más de 4000 metros sobre el nivel del mar, en el sitio de Cruz Loma. Si pasas por Quito, no te puedes perder esta oportunidad. Sea simplemente para tener una vista panorámica increíble de la capital y todo lo que le rodea: decenas de montañas, volcanes y nevados.
Lo mejor, por supuesto, es llegar temprano o visitar este sitio cuando veas que el día esté despejado. De esta manera podrás deleitarte con la magnífica vista desde el mirador. Por supuesto, hay todo un mundo ‘allá arriba’, algo que nos lleva mucho más allá del mirador. Desde aquí, los más atléticos hacen camino hacia la cumbre del Ruco Pichincha. La caminata no es compleja y está llena de paisajes sobrecogedores, pero lo importante de recordar es que estamos a 4000 metros de altura… ¡Debes estar aclimatado!