Un viaje a la Amazonía ecuatoriana transforma a quienes lo realizan. La aventura, desde hace siglos, ha colmado la imaginación de quienes no han podido experimentarlo. Ecuador, en este sentido, ofrece la mejor accesibilidad posible al bosque húmedo tropical amazónico y a partir de vuelos de sólo media hora, una ciudad como Quito se convierte en el lugar más idóneo para empezar la expedición, desde el puerto fronterizo de Coca, río abajo hacia el corazón de esta selva insondable.
Atardecer sobre una laguna negra en el corazón del Yasuní
Quizás valga la pena refrescar la memoria (¡Y ASÍ AVIVAR LA IMAGINACIÓN!). Quito fue, en realidad, la ciudad desde la que se realizó la expedición hacia estas regiones desconocidas. Era una expedición muy especial hacia El País de la Canela, realizada en los primeros años de la Conquista, la que a fin de cuentas llevó a Francisco de Orellana a descubrir el río Amazonas para el Occidente en 1542. En esta épica travesía perdieron la vida miles de personas, pero Orellana no sólo descubrió el gran río (la cuenca de agua dulce más voluminosa del mundo), alcanzó el océano Atlántico y continúo su rumbo hasta volver a su tierra natal de España.
Una experiencia como ninguna
El hecho de que esta zona es selva pura nos da una idea de la fabulosa travesía de Orellana. Ver las orillas verdes e interminables sobre un río color café con leche que continúa su camino hacia la salida del sol nos permite imaginar lo maravillosa y épica que debió ser aquella expedición… pero este sentimiento es sólo el comienzo.
El verdadero Edén de nuestra Amazonía se vuelve más mágico aun cuando penetramos la gran muralla verde. Muchas de las experiencias naturales en sitios turísticos dentro de este gran bosque nos llevan en caminatas o canoas hacia el interior de un verdadero paraíso terrenal, donde uno cierra los ojos e imagina a todas las especies de la Tierra. ¡En realidad, existen alrededor de 10% de las especies del mundo en este ínfimo tramo de selva! La polifonía tropical amazónica es una vivencia poderosa, sin duda, y cuando abres los ojos, los sonidos siguen ahí, pero todo queda oculto detrás de miles de hojas. Poco a poco, con ojos atentos, empiezan a aparecer sus maravillas.

Varias especies de loros en los saladeros de la comunidad de Añangu, (Parque Nacional Yasuní)
¿Comodidad en medio de la selva?
Uno imagina que la selva tropical es un mundo agreste, impenetrable por su sinnúmero de marañas, difícil de visitar por su lejanía y totalmente carente, incluso, de servicios básicos. Pero el empeño de emprendedores turísticos visionarios ha hecho de este mundo verde y sobrecogedor, no solo fascinante como sitio de visita por su naturaleza, sino un lugar donde encontrarás descanso y una suprema dosis de comodidades de hogar. En la zona más cercana a los Andes, lugares como Kuyana Lodge o La Casa del Suizo, cerca de Archidona y Misahualli (respectivamente), prueban esto con claridad y son muy recomendables.
Pero son la punta del iceberg amazónico. Porque existen acomodaciones ecológicas en el corazón de la selva, en medio de la nada, ¡DONDE LA ÚNICA FORMA DE ACCEDER SON RÍOS!
En estos sitios, como por arte de magia, hay internet, electricidad, spas, lounges, habitaciones amplias y de gran estética, una arquitectura refrescante que se acorda al medioambiente y amenidades y atenciones que uno sólo esperaría más cerca de casa. Pero no, estamos rodeados de la selva tropical más insondable del mundo, en hoteles que celebran la ecología y sustentabilidad de sus prácticas.
Podemos mencionar lugares como La Selva Lodge (el primer verdadero lodge amazónico del país) o Sacha Lodge, que ofrecen la posibilidad de vivir la experiencia selvática en toda comodidad. O Napo Wildlife Center, dentro del Parque Nacional Yasuní, al que se accede por ríos ocultos y que fue construido por los miembros de la comunidad de Añangu, quienes trasladaron todos los insumos para construir su pequeño paraíso en canoas.
Entre estas novedosas oportunidades para descubrir la Amazonía ecuatoriana, no podemos olvidar el singular viaje del Anakonda, un crucero que va deteniéndose en varios puntos sobre y cercanos al río Napo, para conocer distintos tipos de ecosistemas, proyectos de rescate de fauna y emprendimientos culturales únicos.
Yasuní, un Parque Nacional como ninguno:
Existen importantes estudios que han revelado una particular riqueza natural en el Parque Nacional Yasuní, entre las más biodiversas del planeta. Es un verdadero tesoro para el mundo. Ubicado entre las provincias de Orellana y Pastaza, extendiéndose hacia el sur desde el río Napo, este parque nacional ofrece sitios de hospedaje inolvidables en sus alrededores (La Selva Lodge, Sacha Lodge, Sani Lodge) y uno muy especial dentro del parque en sí, Napo Wildlife Center. Todas estas experiencias ofrecen comodidad a pesar de las condiciones selváticas y un acercamiento único a este un mundo sin paralelo. También debemos mencionar el singular viaje del Anakonda, un navío que se interna por los ríos
Aquí, existen más especies de monos y aves (los animales más fáciles de observar) que en cualquier otro lugar del Ecuador y para una sola área de visita, posiblemente el lugar donde mayor diversidad existe en todo el mundo. Las experiencias (dependiendo de la estadía) incluyen caminatas por entre los árboles más altos del país, la oportunidad de subir hasta la copa de uno de estos árboles (más de 50 metros de alto) para observar la selva (y la fauna) que sólo vive a estas elevaciones del bosque, paseos sobre puentes que cuelgan sobre el dosel o visitas en canoa por silenciosos arroyuelos o bosques inundados (sí, donde uno pasa flotando al lado de las ramas más altas del árbol), la ‘Venecia’ más verde y fascinante que podrías imaginar.
Algunos animales emblemáticos de la Amazonía:
La Amazonía profunda es hogar de un sinnúmero de especies singulares. Tenemos al manatí, un gran animal tipo morsa que vive en los ríos. También, en los ríos, están los singulares delfines rosados amazónicos. En cuanto a monos, en el Yasuní y sus alrededores, uno puede, con suerte, observar más de diez especies, incluyendo al más pequeño del mundo (¡DEL TAMAÑO DE TU MANO!). Los guacamayos también son un emblema natural de la región, los cuales llegas a ver por la tarde, mientras cruzan la selva ruidosamente para volver a sus dormideras. Y la Amazonía, por supuesto, es tierra de la anaconda, el jaguar y la arpía. Son especies escondidizas que probablemente no veas ni siquiera viviendo meses en el lugar. Pero ha habido registros y fabulosas fotos compartidas en redes por los dichosos que han tenido la oportunidad de verlos.
Un mono tití, una de las 12 especies de monos de las selvas amazónicas ecuatorianas
Esta selva también es tierra de insectos de los más asombrosos colores y formas. Preciosas mariposas, polillas que brillan como si fuesen mariposas, bichos que parecen ramas, hojas secas e incluso hojas parcialmente secas, abejas turquesa y miles de otras especies, muchas de las cuales no han sido aún descritas por la Ciencia.
Es por supuesto un mundo de plantas y árboles. ¡Tal es la diversidad en este sentido que existen más especies de árboles en una hectárea de bosque que en toda Norteamérica o toda Europa! Algunas de las especies más llamativas son los grandes ceibos con sus inmensas raíces tabulares: raíces que están sobre la superficie de la tierra y que, de por sí, tan altas como un edificio de tres pisos.
También existen primitivos helechos, cientos de orquídeas (incluyendo la de la vainilla) y palmas como la singular ‘caminadora’, la única especie vegetal que literalmente camina, creciendo nuevas raíces hacia el lado al que quiere ir (obviamente en su búsqueda de luz dentro del bosque) mientras pierde sus raíces traseras.
El río Napo y sus comunidades
La Amazonía profunda no es solo naturaleza. Es un mundo cultural que revela las vivencias y costumbres de los grupos humanos que viven en estos entornos especiales y que se han adaptado durante milenios para subsistir en ellos. Su mundo es un fantástico viaje a través de los ojos del shamán y de los artesanos de barro y cabuya ancestrales, una sociedad que ha logrado insertarse en este difícil entramado natural, con su propia arquitectura milenaria y una comida desconocida que hace uso de cultivos únicos.
Junto con la fabulosa inmersión en naturaleza, conocer los grupos humanos de la región en su vida comunitaria es una gran aventura. Lugares como Yasuní Kichwa Lodge o Sani Lodge ofrecen estas experiencias al más alto nivel, algo que nunca olvidarás.
En la comunidad de Tiku Yaku (orillas del río Napo), niños aprenden el arte de la cerámica amazónica